Principios Institucionales

Autonomía y Liderazgo

El ser humano en la libertad de hijo de Dios, se permite desarrollar  en su ser facultades que lo harán autónomo en la vida y  líder en la construcción y mejora de la sociedad; teniendo  criterios claros, identidad propia y sentido común,  para asumir los nuevos retos y desafíos del mundo de hoy.

Formar en la fé

Enseñar a los estudiantes a creer en Cristo e involucrar la catequesis en todas las actividades.

Espiritualidad Fransiscana

Celebrar la fe en lo cotidiano, siguiendo el ejemplo de Cristo y el cuidado y preservación de la creación.

Amor y Ciencia

Educar desde el ejemplo de la Madre Caridad Brader cuyo lema es “Todo por amor a Dios y como Él lo quiere”, y la ciencia como virtud para la adquisición del conocimiento.

Educar en la Paz y para la Justicia

Desarrollar habilidades en los niños y las niñas para analizar y reflexionar sobre la realidad que los circunda; aprender a vivir en paz y entender la justicia como el camino hacia el cambio en una sociedad multicultural y diversa.

Fraternidad y Respeto

El ser humano no es autosuficiente, no puede vivir ni desarrollarse de forma aislada, necesita al hermano y hermana con quien convive. Y aún más que el simple convivir, llevar a la práctica la idea de “vivir los unos para los otros” reconociendo, aceptando, apreciando y valorando sus cualidades, sus derechos y cómo cada acción impacta en sus semejantes y en su entorno, fomentando un constante servicio a los demás, descubriendo el rostro de Jesucristo en el hermano.

Alegría

Un valor fundamental en la espiritualidad Franciscana es la alegría interior que nace de la fe y se expresa por sensaciones de bienestar y paz manifestado en todo su ser, convirtiéndolo en defensor y predicador de una vida digna para todos.

 

Educar para le excelencia

Pretende animar y orientar a la niñez atendida hacia la búsqueda continua del mejoramiento humano e intelectual guiándose y respetando las normas.

Amor a la vida

La persona se constituye como el centro y pilar de nuestra actividad. En una realidad donde la grandeza de ser es cada vez menos conocida, es esencial fomentar el amor por la vida y el cultivo de la sensibilidad a través de diversas actividades que acerquen a la persona a sí misma y a su entorno.

Paz y Reconciliación

Hoy más que nunca, la sociedad necesita del perdón, la reconciliación y la reparación como opciones para lograr la transformación de las personas y el mundo, a través de prácticas amorosas de acogida y reconocimiento, bajo la norma del respeto por la individualidad y la diversidad, por lo que formamos a niños y niñas en los valores y prácticas que se necesitan para construir una cultura de Paz y Bien, desde el interior de cada persona, al modo de San Francisco, forjando una comunidad educativa pacífica y fraterna, capaz de asumir resistencia a los sistemas de injusticia que puedan imperar en el medio, con el fin de mantener una sana convivencia y un adecuado manejo de conflictos e inteligencia emocional.

Humildad y Solidaridad

Son cualidades que implican el desapego a lo material y la ayuda al prójimo, independientemente de las creencias, para ser mejores como personas y como sociedad. En el cristianismo, Jesús es modelo de humildad, por eso, quienes siguen su doctrina deben ser fieles a esta concepción. Tanto la dedicación al otro, como el amor al prójimo son pilares dentro del catolicismo. Así pues, para el Franciscanismo y la Madre Caridad Brader, quien mantuvo durante toda la vida un desprendimiento total, hacer el bien al otro con humildad, es la nota distintiva.